Psicología jurídica y forense, áreas de formación para los nuevos profesionales

Es necesaria la formación de psicólogos en las áreas jurídicas y forenses con la entrada en vigor el primero de octubre del Sistema Penal Acusatorio Adversarial en Jalisco, dijo el Rector Ricardo Xicoténcatl García Cauzor, al inaugurar las actividades del primer Coloquio en esta disciplina, con la organización del Laboratorio de Psicología Aplicada del Centro Universitario del Sur.
 
En ese sentido, García Cauzor señaló que el plan de estudios de la licenciatura en psicología cambió y ahora incorpora esas áreas de formación. Además exhortó a los estudiantes, académicos e investigadores a generar nuevos espacios de análisis y práctica del conocimiento a partir de coloquios, foros e inclusive estudios de posgrado, que contribuyan con la formación de una sociedad armónica.
 
“Ustedes pueden ser los promotores de una nueva ciudad, con un pensamiento diferente, una ciudad segura, amable, con calidad de vida, y una ciudad con servicios de salud integral, esa es la ciudad que podemos construir y me parece que el psicólogo tiene un papel preponderante”.
 
Por su parte, el Secretario Académico de la institución, José Guadalupe Salazar Estrada señaló que la psicología jurídica y forense es un campo emergente en México, sin embargo son áreas de especialización que en muchos países ya tienen más de 25 años.
 
En el caso nacional, el acercamiento es por los programas televisivos y los equipos multidisciplinarios que intervienen en la resolución de los casos, pero esa representación se ha convertido en realidad con el nuevo sistema de administración, procuración e impartición de justicia, añadió el directivo.
 
Las actividades del Coloquio comenzaron con la conferencia magistral “Neuropsicología de la tortura” a cargo del doctor Humberto Madera Carrillo, profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara, perito en psicología y experto en la elaboración de dictámenes periciales.
 
Durante su intervención señaló que la tortura, de acuerdo con el Protocolo de Estambul, se reconoce como tal cuando un funcionario público o un tercero a su disposición genera sufrimiento o dolores a una persona con el propósito de obtener información o una confesión; mientras que en el caso de personas de la sociedad civil este tipo de situaciones se sancionan y califican como lesiones, daños y hasta intento de homicidio.
 
“La tortura tiene como objeto causar el mayor dolor posible, con el menor esfuerzo, en el menor tiempo y con el menor vínculo emocional”. Y esto se desencadena con la generación del sentimiento de indefensión en la víctima, pues mientras menos posibilidades de defensa tenga una persona, más dolor experimenta. Por género, en las mujeres la tortura es de tipo sexual y psicológica mientras que en los hombres los castigos son físicos.
 
Madera Carrillo precisó que en los casos de tortura, el organismo experimenta tres fases: de alarma, que produce modificaciones bioquímicas hormonales; de resistencia donde el organismo se organiza funcionalmente en sentido defensivo y por último la fase de agotamiento, en la que se produce el derrumbe de las defensas y la incapacidad para adaptarse posteriormente.
 
Las actividades del primer Coloquio de Psicología Jurídica y Forense continuaron con la conferencia “Hallazgos odontológicos relacionados con la conducta criminal”, posteriormente se realizó el foro denominado “La participación del psicólogo en los procesos legales”.
 
Por la tarde las actividades consistieron en la conferencia “Perfilación criminal y análisis de la escena del crimen de la psicología forense” y los talleres: Dictaminación Pericial Psicológica, Funciones ejecutivas relacionado con conducta violenta y Dictaminación en abuso sexual infantil.
 
A t e n t a m e n te
“Piensa y Trabaja”
“Año del Centenario de la Escuela Preparatoria de Jalisco”
 
Ciudad Guzmán, Jalisco, 28 de octubre de 2014