Exportar berries es exportar nuestra reserva de agua: especialista

La expansión de cultivos de berries en la meseta tarasca y en el sur de Jalisco se debe a que el valle imperial de California, donde estos cultivos solían sembrarse, tiene problemas de agua, expuso el investigador del Centro de Estudios Rurales del Colegio de Michoacán (Colmich), José Seefoó Luján.
 
“Antes la fresa se cultivaba a la intemperie mediante el riego natural (…) Hoy se gastan 200 litros de agua para un kilo de fresas. Mientras que en ciudades exportadoras como Zamora se tiene agua de cualquier calidad, el agua que se utiliza en regar las berries es agua que se encuentra a 250 o 300 metros de profundidad. Se está sacando el agua profunda que se ha acumulado durante siglos (…) Estamos exportando agua a Estados Unidos”, señaló el investigador.
 
Durante el Segundo Seminario de Investigación en Territorio, Medio ambiente y Alternativas desde lo local del Centro de Investigaciones en Territorio y Ruralidad y la Maestría en Estudios Socio territoriales, celebrado en la Casa del Arte del Centro Universitario del Sur (CUSur), Seefoó Luján habló de las consecuencias al medio ambiente y a la salud humana de esta agroindustria.
 
De las consecuencias al medio ambiente se refirió al uso de plásticos para la protección de las plantaciones agrícolas, como las berries, fenómeno que se conoce como “plasticultura”, y cuyo manejo para el destino final describió como irresponsable pues “cada vez crecen más los tiraderos de plásticos agroindustriales en cañadas y caminos donde las personas vemos, pero no la autoridad”.
 
“Quienes usan plástico y lo abandonan no piensan en los problemas que esto puede causar. Gran parte de las tierras de cultivo en las que se usa plasticultura son rentadas, a los grandes productores no les interesan las consecuencias una vez que dejen la tierra”, explicó.
 
Respecto a las consecuencias en la salud humana, el investigador del Colmich cuestionó las dinámicas de producción para los alimentos de exportación y los de consumo nacional. Los primeros, precisó, son producidos con apego a la normatividad en materia de inocuidad y control de calidad, en cambio los destinados al mercado nacional son producidos con mayor flexibilidad y en ocasiones haciendo uso de agroquímicos prohibidos o de uso restringido en otros países, como el bromuro de metilo, un gas depresor de la capa de ozono y el telone II, “un producto cancerígeno no permitido en Estado Unidos y que se aplica en fresas aquí en México”.
 
Seefoó Luján dijo a los profesores y estudiantes asistentes que, ante este panorama, las universidades deben promover valores para el cuidado del medio ambiente y el comercio local, así mismo, exhortó a las y los investigadores a generar conocimiento práctico.
 
“Lo mejor que podemos hacer en las universidades públicas y privadas es que lo que estudiemos tenga sentido, que lo que veamos en clase y escribamos sirva para entender qué está pasando en el sur de Jalisco, en México”.
 
A T E N T A M E N T E
“Piensa y Trabaja”
Ciudad Guzmán, Jalisco, 10 de febrero de 2017
 
Texto: Cristian Rodríguez Pinto